miércoles, 16 de mayo de 2012

Ya fue, niña, a nosotros nos mato esa lluvia que no moja...

Soy un tano de la mafia, un punga que arremete, una puta sin suerte, el amanecer de un rockero, la factura de luz, alguien que tiene el corazón de papel, cartón, vidrio o plástico. Un ser irracional, indestructible. No siento, no palpito, no grito, no escribo, no molesto, solo me siento debajo de la mesa a escuchar la lluvia caer.

No me digas que no,
yo te digo que si.
Vos decime que si,
capaz te diga que no.

Y cuando sale el sol, mi desempeño es anormal. Me meto con princesas que no mienten un segundo, asesinas que trabajan para el olvido, cobran una cuota por mes para hacerme sentir Deep, en este barco tan negro como su bandera.

Nadie me tiro al mar,
quiero saber que se siente.

Nadie me dejo su nube negra de recuerdo.

Soy una especie de trabalenguas mal hecho, con su antifaz de telgopor, mordiendo esa esquina de tu casa. ¿Cuántos valdes de verdad me mantiene despierto en este vagón? Me molesta cuestionar mi suerte, me molesta cuestionar los medios que uso para conseguirla. Hoy necesito el fin, mente resultadista.

Te querre dejar ir,
cuando termine de leer.
Te querre ver volver,
cuando deje de escribir.

Quiero acostarme, quiero lograr que mi consciencia escoja ser feliz por naturaleza, ser compinche con mi reloj, que la cabeza sude más que el corazón para codearnos y ser amigos de la misma soledad, que con sus consejos, yo, supe brillar.

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