Sueño. Té y a la cama. Graves síntomas de abandonar Anatomía y largarme a soñar. Veo mi pieza bastante desordenada. Prometo hacer algo este fin de semana. El mueble hay que bajarlo y arreglarlo. ¿Para qué quiero dos sillas si no me siento? ¿Para qué quiero dos colchones en el piso si no me acuesto?
Mucha ropa por todos lados. 3 Estantes que están de adorno. Todo me resulta incomodo.
Imaginate que en uno de esos estantes hay un viejo muñeco de Papa Noel , una máquina de escribir que no se usa y libros, cuadernos y bolsas que tampoco no son muy requeridas. A mi izquierda, un sombrero gauchesco que no lleve al rodaje porque me olvide que existía y el DVD con la peli “Belgrano”.
A mi derecha la mesita de luz, que año tras año cambia de lugar, tiene su velador alumbrando la media docena de Axe que guardo con la esperanza de que puedan ser usados. Después sigue la taza ya vacía y el chocolate que me regalo mi vieja, justo al lado se encuentran las fotocopias de Anatomía que sinceramente no las quiero leer.
Este desorden que veo con los ojos abiertos no me ayuda a blanquear cosas en mi cabeza. Porque cierro los ojos y en esa habitación de sesos encuentro cosas muy parecidas.
¿Por qué sigue apareciendo ella? ¿Por qué sigo la corriente?
A la izquierda veo dos partidos diferentes. El cuerpo mas progre, la cabeza conservadora. Se sientan a tomar un café y acaban a los minutos. Ese único contacto, como dice Lousteau, deforma decisiones.
A la derecha veo miedos y manejos extraños. Veo esa imagen surrealista de la araña caminando en sus pechos. Vuelve como queriendo decir algo que yo no comprendo. Más adelante hay un baldío con pasto seco, huella de un rio y un sol que raja la tierra. Después a lo lejos veo una ciudad. Desde acá se huele perfume a mujer.
Abro los ojos, miro mi pieza y poco cambio. Ahora me voy a acostar y soñar. Capaz logre algo en el sueño.
Sigo en este infierno, mientras crecen otros cielos…
Hasta luego.
♥
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